Una ciudad medieval maravillosa, rica en testimonios históricos y artísticos y en antiguas tradiciones que permanecen intactas en su folklore y sus productos. Esta es Gubbio, la más antigua
ciudad de la región de Umbria, como demuestran las Tablas Eugubinas, conservadas en el Museo Civico, y los restos del Teatro Romano.
El borgo medieval se define, principalmente, durante el siglo XIV que marca el período de máximo desarrollo de la ciudad.
Magnífico es el Palacio de los Cónsules, proyectado por Angelo da Orvieto. En la imponente fachada anterior, dividida en tres secciones por pilastras verticales, hay una escalera que conduce al
portal de entrada. Espléndida es la plaza colgante sobre la cual se asoma, delimitada por otro lado por el Palacio Pretorio.
No se puede perder una visita a la catedral, con la fachada decorada por los símbolos de los Evangelistas: águila, león, ángel y toro. El interior se presenta en navata única, sostenida por diez
grandes arcos, con interesantes obras de Nucci y Ghepardi y la "Piedad" firmada por Dono Doni.
Antes de la Catedral hay el Palacio Ducal, obra del renacimiento construida por Federico de Montefeltro sobre proyecto de Francesco di Giorgio Martini de Siena. El studiolo del duque es
reproducido idéntico al original que está expuesto en el Metropolitan Museum de New York. Muy bonito el patio interior. Paseando por el centro histórico se encuentran muchos talleres de
artesanías donde comprar productos como cerámica, cuero, hierro, oro y bordados. Mencionado en el Libro Guinness de los Récords, el Árbol de Navidad que se realiza en Gubbio es, sin duda, el más
grande del mundo. El árbol es construido sobre toda la fachada sur del Monte Ingino, el monte que domina Gubbio, donde se instalan 450 luces coloreadas alimentadas por kilómetros de cables
eléctricos.
A los pies del árbol, se realiza un pesebre de tamaño natural que iguala su grandeza. La buena cocina de Gubbio perfuma del aroma intenso de la trufa blanca que se utiliza como condimento para
todas las pastas que, aún hoy, se producen respetando estrictamente las antiguas técnicas. Además de la trufa, muchos otros productos excelentes son utilizados para la preparación de sabrosas
recetas de carne, embutidos, quesos y verduras.
La Valnerina es un valle entre los más hermosos de Umbria, rodeado por prados verdes y bosques, torrentes fragorosos y cascadas imponentes con sus gargantas escondidas, que componen una imagen de
rara belleza. El Parque Fluvial del Nera, conocido come Parque de las aguas por su riqueza hidrográfica, ofrece a los visitantes su naturaleza no contaminada muy rica en flora y fauna.
En el parque se encuentra la Cascada de Marmore, una masa de agua con una altura total de 165 metros: un espectáculo impresionante realizado por el ingenio umano junto con la
espontaneidad de la naturaleza. Su origen se remonta a la época del Imperio Romano, cuando se construyó un canal (Cava Curiana) para que las aguas del río Velino fluyeran hacia el río Nera, donde
hoy en día se puede admirar la magnífica cascada.
Los caminos para avanzar en los ricones, los más escondidos del parque, son muchos. La diferencia en cuanto a duración y dificultad permite que el visitante elija el itinerario el más adecuado.
El rafting, la canoa y el torrentismo son actividades por los que búscan aventura aunque la asistencia de personal competente permite a todos los turistas probar este tipo de experiencia.
Un territorio intacto, donde la naturaleza y la mano del hombre comunican en completa armonía. La zona de Terni está llena de bosques y montañas, colinas y campos de olivos, oasis naturales a lo largo del río Tíber, castillos maravillosos, torres de defensa y antiguos burgos. No es raro que San Francisco haya escrito su Cántico a las criaturas en este lugar. La provincia fue instituida en 1927 como resultado de la división de la Provincia de Perugia y en pocos kilómetros cuadrados reúne las características principales de Umbría. La provincia se desarrolló el la zona suroeste de la región, ocupando la última porción del valle del río Nera cerca del punto en que confluye con el río Velino y también la parte oriental del Tíber. Por lo tanto se alternan zonas cultivadas amplias y llanas con montañas boscosas bastante altas como el Monte Peglia, el Monte Croce en Serra entre Terni y Orvieto o las cuestas empinadas de Valnerina y de las Cascadas delle Marmore. Los orígenes del territorio son muy antiguos. En el siglo II a.C. fue ocupado por los umbros, que sufrieron la dominación romana. Los romanos construyeron las primeras redes viarias; la primera fue la vía Flaminia. Durante la Edad Media la zona fue el blanco de muchos conquistadores, de los longobardos a los “lanzichenecchi” que dejaron una enorme herencia multicultural. En la provincia han sido instituidas dos importantes reservas naturales nacidas para tutelar el ecosistema acuático y fluvial: el Parque fluvial del Tíber y el Parque fluvial del Nera.
Terni es conocida como la “ciudad de los enamorados”, ya que San Valentín, santo patrón de la zona está enterrado en la Basílica homónima. No deje de ver la Iglesia de estilo gótico de San
Francisco. Además hay que señalar los restos arqueológicos como el Anfiteatro Fausto del 32 a.C. situados dentro del parque de la ciudad llamado “La Passeggiata” (El Paseo) y los restos de la
antigua muralla. Muy relevantes son los edificios de la ciudad como Palacio Spada, hoy sede del Ayuntamiento, Palacio Fabrizi y Palacio Carrara, entre otros. La Edad Media le dejó como herencia a
Terni las Puertas de Sant’Angelo y Spoletina, la cripta de la Catedral, la torre románica de Barbarasa y la Torre dei Castelli.
Sin embargo, no sólo la capital merece una visita sino también el Duomo de Orvieto, la zona arqueológica de Carsulae y la ciudad de Amelia, que tiene origen muy antiguo (siglo III a.C.). Incluso
el casco antiguo de Narni, que en 299 a.C. se convirtió en colonia romana y luego municipio con el nombre de Narnia, y que es hoy en día una de las principales intersecciones viales de la zona
romana de Umbría.
Sobre la margen izquierda del Tíber se halla el pueblo de Otricoli, que conserva los restos de las murallas romanas. El Lago de Piediluco es una cuenca aluvial situada entre las colinas de la
región. En el pueblo hay una fortaleza medieval que domina todo el paisaje. Otro sitio interesante es las Cascadas delle Marmore, que se formaron, durante siglos, por los depósitos de travertino.
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